Nacemos del ruido, de las voces de mi cabeza, del desacuerdo y de la armonía que surge cuando las diferencias se encuentran en un punto exacto, en ese justo momento. No somos perfectos, ni tampoco queremos serlo y, aunque hablamos el mismo idioma, no buscamos que todo el mundo nos entienda.
Líquidos. No nos gustan las etiquetas, o al menos no las que no hemos creado nosotros, porque nuestras canciones no están hechas para caber en un molde. Fluyen desde lo que somos: caos, calma, rabia, ternura… Tan llenas de luces, pero también sombra. Son un refugio para quienes saben que la melancolía también puede ser hermosa.
No nos mueve la industria, nos mueve el instinto. Nos gusta hacer las cosas a nuestra manera, aunque eso signifique tropezar más veces de las necesarias. Porque, al final, cada caída nos devuelve al lugar donde queremos estar.
Caminamos entre quienes nos escuchan, no sobre ellos. No necesitamos luces deslumbrantes ni poses impostadas. Queremos que te acerques, que te quedes mirando y encuentres en nuestra música algo real.
No somos el muro de sonido que lo tapa todo, sino ese eco que se queda en el fondo del pecho. Esa emoción que no puedes evitar, esa letra que cantas cuando crees que nadie te escucha.
Una mezcla de matices que no teme a la sensibilidad ni a lo visceral. Una banda sin pretensiones, pero con una determinación que golpea fuerte. Un puñado de canciones que intentan llegar a donde las palabras no siempre alcanzan. Una forma de decirte: «estamos aquí, ¿te vienes?»
Nacimos en 2021, justo cuando el mundo parecía desmoronarse, y quizá por eso nuestras canciones suenan como suenan: crudas, sinceras, llenas de esa melancolía que duele pero también consuela.
Y hacemos algo que, por ponerle nombre, llamamos pop oscurito. Porque es pop, sí, pero no uno de esos que bailas sin pensar; es el que te remueve por dentro, el que te acompaña en los días buenos y en los malos.
Eloy (bajo), Ana (voz y guitarra), Enrique (guitarra) y Maxi (batería),
Grabamos nuestra música en Harrisound, bajo la producción de Álex Román, alguien que entiende que lo importante no es sonar bonito, sino sonar real.
Es justo eso: un mapa emocional que hemos trazado con esfuerzo, peleándonos con nuestras ideas, con nuestras influencias y con nosotros mismos. Habla de cómo nuestras diferencias no solo nos separan, sino que también nos hacen converger en canciones que son como puentes.
Si nos escuchas, encontrarás algo íntimo y visceral, porque creemos que la música, como la vida, no se trata de impresionar, sino de conectar.
Somos Oh! Marlene, y, si algo nos define, es que no queremos ser el ruido de fondo: queremos ser la banda sonora de los momentos que te importan.